La consistencia de productos que parecen simples, como una pluma o un rastrillo, muestra que no siempre se necesita un rediseño o un componente digital para ganar la lealtad del consumidor.
@NancyRosally
En 1950 Marcel Bich lanzó en París un objeto que parecía simple y desechable pero que terminó convirtiéndose en un ícono universal, la pluma BIC Cristal. Setenta y cinco años después este bolígrafo sigue siendo uno de los artículos más vendidos en el mundo y hasta forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
A diferencia de productos que desaparecieron al ser sustituidos por nuevas tecnologías —como el CD frente al streaming o la máquina de escribir frente a la computadora—, los bolígrafos han mostrado una resistencia inusual en el mercado. Su dise