Con nuestras costumbres y modos de vida tendemos a caer en el presentismo, como si fuera nuestra generación la que ha inventado el mundo. Pensamos que lo que vivimos es nuevo, único y que se desenvuelve ante nuestros ojos como una primavera. Pero casi ningún aspecto de nuestra cotidianeidad es así. No lo es en cuestiones políticas, históricas, gastronómicas y, por supuesto, tampoco en una de nuestras mayores aficiones colectivas como españoles: salir por la noche, una actividad plagada de controversias en la que somos campeones mundiales... desde hace mucho tiempo . Sobre este asunto la historiografía no ha prestado la debida atención, pero un libro del historiador Juan Carlos Usó viene a documentar el vacío de esas noches infinitas.

La historia puede escribirse desde muy atrás, pero el

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