La, cuando menos, desafortunada gracieta tuitera del ministro de Transportes, Óscar Puente, con motivo de la llegada de una nueva Dana a la costa levantina, con la memoria viva en toda España de la enorme tragedia vivida en Valencia hace menos de un año y mientras el Gobierno del que forma parte no es capaz de cumplir con la parte que le toca en las labores de reconstrucción y de alivio económico de las víctimas, pone una vez más de manifiesto que en algunos políticos el veneno sectario, que ellos traducen erróneamente por ganancia de votos, no tiene ni siquiera antídoto en las desgracias comunes que hieren a la población, no importa cuál sea su naturaleza. No ha sido sólo el ministro Puente el que ha buscado, en el ataque personal al presidente valenciano, sacar rédito político de la amen
Sensatez frente al veneno sectario

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