¿Puede una cárcel convertirse en una bomba de tiempo ? En Arica, la respuesta está más cerca de lo que parece: el Complejo Penitenciario de Acha vive hoy una crisis que duplica su capacidad original , encendiendo las alarmas de gendarmes y autoridades.

El penal fue diseñado para 1.200 internos , pero actualmente aloja cerca de 2.500 reclusos , muchos vinculados al crimen organizado. La sobrecarga no solo afecta la seguridad, sino también la salud mental y física de los funcionarios que deben hacerse cargo.

“ Necesitamos que se nos asigne parte de la nueva dotación de gendarmes porque tenemos menos funcionarios y las jornadas son agotadoras ”, explicó el dirigente provincial de ANFUP, Pedro Sandoval , quien además advirtió que las condiciones laborales son precarias, con tur

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