Con el fin de las heladas invernales y el inicio de un nuevo ciclo agrícola, septiembre se transforma en el momento decisivo para que los productores locales comiencen a planificar la temporada de riego en Chile.
El proceso será especialmente crítico en 2025: según la Dirección General de Aguas, el déficit hídrico promedio alcanza el 25%, con caudales de ríos con disminuciones de hasta un 68% y una sequía estructural que afecta el almacenamiento de embalses y el suministro hídrico en diversas zonas.
En este escenario, las heladas no solo marcan el cierre del invierno, sino que también evidencian la fragilidad de los sistemas productivos frente a la falta de agua. En regiones como Ñuble, se registraron temperaturas de hasta -9,3 °C, un golpe especialmente duro para cultivos debilitados po