La historia de Daniela Soledad González parece un relato que se repite cada cuatro o cinco años. Detrás de los muros de una coqueta vivienda de dos plantas del barrio cerrado Corredor del Oeste, en El Challao, esta mujer de 38 años reincidió para dedicarse exactamente a lo mismo que la había llevado a prisión: el narcomenudeo .
Hace pocos días, la Justicia federal selló su destino con una condena de cuatro años de prisión efectiva en modalidad domiciliaria, junto a otros tres integrantes de su círculo familiar, en un caso que desnudó la persistencia del narcomenudeo en algunos sectores del Gran Mendoza.
La sentencia, dictada por el juez con Funciones de Garantías Marcelo Garnica, puso punto final a una investigación que comenzó con una denuncia anónima y terminó con el desbaratamie