La inteligencia artificial ha traído consigo una paradoja inesperada en el mundo laboral. Lejos de ser la solución definitiva para la productividad, su uso masivo está generando un fenómeno bautizado en Estados Unidos como workslop : trabajo de baja calidad que, irónicamente, acaba sobrecargando a los empleados humanos con tareas de corrección y supervisión.

Las cifras ya son elocuentes, con un 40% de los trabajadores afectados que aseguran dedicar más tiempo a subsanar los errores de la tecnología, lo que supone un coste estimado de 186 dólares mensuales por persona en productividad perdida. Cifras que refrendan lo expuesto por estudios como el de , que apunta a que una amplia mayoría de empresas que invierten en inteligencia artificial no obtienen retorno de dicha inversión.

Habi

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