El Real Madrid se deshizo como un azucarillo al primer compromiso mínimamente serio. A diferencia del Barça de Hansi Flick, una garantía sobre todo en los grandes escenarios, el conjunto madridista muestra todas sus debilidades cuando el rival es de los complicados, de los que juegan su liga. Pasó con Carlo Ancelotti en todos los clásicos de la pasada temporada y en duelos continentales de máxima exigencia (el Arsenal le superó en los dos partidos de cuartos de final de la última Champions), y sigue pasando con Xabi Alonso. 180 millones de euros en fichajes no han servido para que los madridistas mejoren cuando las situaciones piden algo más que fogonazos puntuales y un punta inspirado de cara a portería (Mbappé). En el Mundial de Clubs, el PSG de Luis Enrique puso en evidencia el nuevo

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