Desde la década de 1950, la entonces carretera Guadalajara–Morelia se consolidó como la principal puerta de acceso desde el sur del estado hacia la capital jalisciense. Originalmente concebida como una vialidad de dos carriles, en apenas tres décadas pasó de ser una carretera interurbana a transformarse en un corredor urbano estratégico. Hoy, la Avenida López Mateos es una de las arterias más transitadas y de mayor jerarquía para la conexión sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG).
Los conflictos de movilidad en la ZMG no se limitan a una sola arteria. Se trata de un problema estructural que combina factores ambientales, sociales y económicos: contaminación visual, auditiva y atmosférica; impactos psicológicos en residentes y usuarios; y un deterioro progresivo en la calidad de