Las recientes declaraciones del presidente Gustavo Petro en Nueva York han vuelto a poner a Colombia en el centro de la polémica internacional, generando incertidumbre sobre la solidez de nuestra democracia, la seriedad de nuestras instituciones y la estabilidad política del país. Más allá de la valoración puntual de cada frase o de la interpretación ideológica de su discurso, lo cierto es que tales intervenciones dañan la credibilidad internacional de Colombia, en momentos en que la nación necesita confianza, inversiones, aliados y un entorno propicio para crecer.
En esta ocasión, las palabras del presidente Petro fueron más que desafortunadas: resultaron profundamente irrespetuosas hacia la democracia de los Estados Unidos. Ningún mandatario extranjero puede pretender llegar a territori