El martes por la mañana, todavía con el brillo inconfundible del sueño cumplido, Santiago del Moro brindó un móvíl al ciclo Desayuno Americano (América) con una confesión transparente: “Estoy feliz, sin dormir, pero le pongo onda y energía” . Horas antes, en una de esas noches que quedan marcadas en la historia personal y colectiva de la televisión argentina, había recibido no solo el premio a mejor conductor en los Martín Fierro, sino también la codiciada estatuilla de Oro . ¿Cabe en palabras la mezcla de insomnio, sorpresa y agradecimiento?
Del Moro echó la vista atrás con nostalgia puntual: recordó su paso por Intratables , ese ciclo que, según dejó entrever, aún palpita en su memoria como una asignatura pendiente. “Es un programa que siempre pienso si lo volvería a hac