Imagina que por fin vas a rodar tu primera película. La idea que cuidaste durante años empieza a tomar forma: una escena, un gesto, una respiración. Te acompañan las secuencias que te marcaron y las directoras y los directores que te movieron el piso. Hoy la cámara está de tu lado: ahora toca decir. ¿Qué dirías? ¿Cómo comenzaría tu película?
Podría abrir con una mujer que descifra relatos escondidos en fotografías viejas —negativos como mapas, huellas de luz—. Podría seguir con dos hombres que, a la sombra del prejuicio, guardan su amor hasta que la ausencia de uno, como un golpe de aire, revela lo vivido. Tal vez sea un experimento de personalidades atrapadas en un elevador donde cada piso despoja una máscara; o quizá la fábula de un monstruo que hace de la cámara su guarida y, en animac