Al problemático afán transformador de Sorozábal sobre la ópera de Albéniz se suma la fallida dirección escénica de Giancarlo del Monaco, un reparto mediocre y una discreta dirección musical
“Mi labor no debe considerarse creación, sino únicamente adaptación, trasplante o, por decirlo así, ‘injerto’, aunque siempre utilizando la materia prima creada por Isaac Albéniz ”. Así lo aclaraba Pablo Sorozábal en 1964 en el prólogo de su profunda adaptación de Pepita Jiménez , conservada manuscrita en el Archivo de la SGAE. “Un empeño por hacer revivir una genial partitura operística española, dotándola de la intuición teatral de la que carecía. Me pregunto si lo habré conseguido”, añadía. La incógnita que planteaba el compositor donostiarra pudo resolverse el pasado miércoles, 1 de octubre