Por Ximena Pascutti

Desde Rosario, Alejandro Pereyra entrega una obra breve pero intensa que confirma su interés por los desafíos formales y las narrativas que interpelan al lector más allá de lo evidente . En La luz queda , una nouvelle de voces entrecruzadas, el autor aborda la experiencia del duelo y la transformación personal desde un prisma literario que dialoga con el cine, la poesía y la tradición clásica. “Hablar de una pérdida es hablar de todas las pérdidas”, afirma.

La novela coral, que surge de una frase inicial guardada durante años y del impacto de vivencias cercanas, se convierte en un relato donde la segunda persona interpela al lector y lo involucra en la construcción de sentido. En diálogo con autores como Sófocles, Kafka o Aira, y con un pulso narrativo que rem

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