Más de 1.500 centros de salud financiados con fondos federales —que ofrecen servicios a millones de personas de bajos ingresos— enfrentan desafíos financieros significativos, según sus líderes, ya que el cierre parcial del gobierno se suma a otros recortes en sus ingresos.

Algunos de estos centros de salud comunitarios podrían verse obligados a reducir personal médico y administrativo, y hasta servicios. Algunos incluso podrían llegar a cerrar. Sus defensores advierten que esto podría aumentar la presión sobre las salas de emergencia de los hospitales, que ya están saturadas de pacientes.

“Este es el peor momento en todos los años que llevo trabajando en atención médica”, dijo Jim Mangia, presidente y director ejecutivo de St. John’s Community Health, una red de 28 clínicas que atiende a

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