“Las dos somos actrices, pero tenemos más cosas en común. Yo también voy hasta el fondo de las cosas. No las hago para gustar, intento ser realmente sincera y honesta en mis elecciones”, nos confiesa Sandrine Kiberlain (Boulogne-Billancourt, 1968), comparándose con la diva del teatro francés a la que da vida en La divina Sarah Bernhardt , que no es el clásico biopic exhaustivo que arranca con el primer llanto y finaliza con el último suspiro, sino que se centra en sus más grandes pérdidas: la de una pierna gangrenada y la del su gran amor, Lucien Guitry, al que da vida Laurent Laffite. Esta es la historia del encuentro de dos grandes actrices, con un siglo de por medio, aunque en muchos aspectos, no parece que haya pasado el tiempo: “Sarah Bernhardt era más moderna que todos nosotros”, s

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