Corey Lewandowski, asesor cercano a Donald Trump, sugirió que el evento podría convertirse en un escenario para aplicar controles migratorios más estrictos, insinuando que los inmigrantes indocumentados que asistan podrían quedar expuestos.
Sin embargo, tanto la Casa Blanca como autoridades deportivas desmintieron estas afirmaciones, asegurando que no habrá operativos de deportación ni vigilancia especial en el Super Bowl. El comentario de Lewandowski se interpretó como parte del clima electoral y del discurso político en torno a la migración.
La controversia toma más fuerza con la presencia de Bad Bunny en el show de medio tiempo. El artista puertorriqueño será el primer latino en solitario en liderar este escenario, lo que convierte su participación en un símbolo cultural para millones