“Producir en la Patagonia es un orgullo y un desafío", apuntó Francisco Pili, actual responsable de Esperanza SRL, una empresa agropecuaria que se consolidó en el Alto Valle de Río Negro. "Es una región única que nos inspira a trabajar con respeto por la naturaleza. Nuestra estrategia es clara: diversificar, agregar valor en origen y lograr que cada producto lleve la identidad patagónica”, agregó al objetivo de la firma.

El emprendimiento nació en los años noventa, cuando su padre, ingeniero civil y dueño de una empresa constructora, decidió dar un giro hacia el agro. Vendió una chacra heredada en Villa Regina y compró tierras cerca de General Roca, donde se instaló con un proyecto frutícola. Las primeras hectáreas se destinaron a manzanas y peras, siguiendo la tradición productiva de la

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