La obsesión por los asesinos en serie siempre ha sido parte de la cultura popular. Algo que demuestra la forma en que Londres se obsesionó con la identidad del cruel asesino que azotaba Whitechapel en 1888. Un criminal de especial crueldad que mató a cinco mujeres en el transcurso de cuatro meses. Para noviembre de ese año, la prensa incluso le llamaba con el epíteto con que pasó a la historia: Jack, el destripador . Un juego de palabras morboso que dejaba clara la forma en que asesinaba el homicida. No solo apuñalaba a sus víctimas. También se llevaba trozos de los cadáveres como trofeo.
El furor y el temor que despertaron los crímenes de Jack, el destripador , solo encontrarían eco 86 años después, en medio de la ola de terror que desató Ted Bundy . A lo largo de ese año y has