Cuando el domingo por la noche se apaguen las estadios de Estados Unidos y todos las luces apunten al enfrentamiento entre Patriots y Bills, hay un relato que corre por detrás de Josh Allen y compañía: los Bills se han convertido en un equipo casi imposible de vencer en su casa.
Buffalo vive sus domingos en Highmark Stadium como un ritual poco comprendido. Los aficionados de los Bills, que por muchos años sólo probaron las derrotas, ahora gozan de un estado de salud excepcional. Están contagiados del éxtasis que produce un equipo que ha superado adversidades como en la primera semana contra los Ravens. Highmark no es sólo un estadio, es un territorio prohibido para la conquista. Desde noviembre de 2023 acumulan 14 victorias consecutivas como local en temporada regular. Una racha que coloc