En lo profundo de la Amazonía, bajo un techo de hojas y humo de tabaco, el chamán reparte la ayahuasca —en quechua, "la liana de los muertos"—. Es una decocción espesa y amarga preparada con la liana Banisteriopsis caapi y otras plantas, como la Psychotria viridis. A diferencia de lo que muchos suponen, no se fuma: se bebe en ceremonias nocturnas. El cuerpo suele responder con vómitos, temblores o mareos, reacciones que en el contexto chamánico se entienden como parte de una purga física y espiritual.
Este ritual indígena ha viajado desde hace décadas a Occidente. Hoy, la ayahuasca forma parte de un fenómeno híbrido: espiritualidad chamánica, exploración psicológica y, también, un fuerte debate legal. Según la fundación ICEERS, más de 60.000 españoles la han probado al menos una vez. El T