A D. A. Ochoa Mendoza se le puso el mundo en contra, ya no solo debe resolver un conflicto familiar al tener una unión estable de hecho y una supuesta relación extramarital, ahora debe responder a tres acusaciones de actos lascivos.

Peor aún, dos de las presuntas víctimas del denominado popularmente “Taxista gozón”, son menores de edad y lo identificaron positivamente en la denominada prueba del espejo, observándolo claramente a través del cristal sin que este pudiera verlas, y la tercera es una docente madura, que bajo condición de anonimato, contó una historia similar a las de las dos jovencitas.

De hecho, a partir de los testimonios suministrados los pesquisas han logrado configurar un perfil delictivo y un modus operandi definido, caracterizado por la cercanía a instituciones educati

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