La mejor forma de honrar su legado es recordar lo que siempre fue: un extremeño de pura cepa y un militante orgulloso de su tierra

Hoy todas y todos los socialistas españoles sentimos con profundo dolor la muerte de nuestro compañero Guillermo Fernández Vara.

Pero ese dolor, me consta, es compartido por mucha más gente. Lo sienten igualmente los demócratas de toda España. Y lo siente su tierra, Extremadura, a la que se entregó en cuerpo y alma. En esa triple militancia —en su partido, en la democracia y en Extremadura— se resume una vida entera de compromiso con la igualdad, la justicia y la solidaridad.

Hace poco más de año y medio, coincidí con él en la apertura del XIV Congreso Regional de mi partido en Mérida. Guillermo subió a la tribuna, como tantas otras veces, entre las muestr

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