Todo parecía apuntar en la dirección correcta, Trump había propuesto un plan de paz que, aunque con demora y con ciertos flecos por definir Hamás había aceptado. Se habían sentado las bases para una negociación en Egipto con representantes de Qatar, Estados Unidos, Israel, la banda terrorista islamista y el país anfitrión. De hecho, a excepción de la solución de los dos Estados, incluso Netanyahu parecía estar de acuerdo.
Tanto era así que el jefe del Ejército de Israel, Eyal Zamir, ordenó durante la madrugada del pasado sábado "avanzar en la preparación para la implementación de la primera fase del plan Trump para la liberación de los rehenes". Aunque reclamó que se mantuviese un "un alto nivel de alerta y vigilancia", así como el refuerzo de la posibilidad de dar "una respuesta rápida p