El pueblo mexicano es un mosaico de tradiciones, historias, sueños y, sobre todo, solidaridad, con un suspiro de humildad y esperanza. Somos esa unión de fortaleza que, entre escombros, el 19 de septiembre de 1985 tomó picos, palas y cubetas para transformar el dolor en esperanza, forjando una sociedad resistente. Años después, durante la pandemia de COVID-19, demostramos que la palabra obstáculo fue reemplazada por resistencia. Somos también esos mexicanos que, frente a las llamas y el miedo por la explosión de una pipa de gas, convierten una tragedia en ejemplo de fraternidad.
México está hecho de personas capaces de comprender y sentir el dolor o la alegría del otro. La empatía, esa práctica que solemos definir como “ponerse en los zapatos del otro”, ha sido una constante en nuestra hi