Ahora lo llaman así y así se cuenta: «Es el duelo silencioso de madres que esperaban una hija y tendrán un hijo ». Cierto es que cuando estás en espera, los padres fantaseamos con el sexo de la criatura. Cómo será, a quién se parecerá, cómo se transformará mi vida a su lado... Generalmente los hombres, y más si es el primero, prefieren un varoncito. Las mujeres, en general, una niña. Yo así lo imaginé, y como tenía la suerte, ya que era una adopción, de mostrar mi preferencia, rogué que fuese una hembrita.
Mi marido lo aceptó por contentarme. Y llegó el día y, sin saberlo, nos entregaron a una preciosa rubicunda con una efusividad asombrosa. ¡Qué alegrón tenerla por fin!
Pronto notamos que a sus dos añitos tenía comportamientos muy masculinos. Era la líder del grupo de bebés del orfa