Es indudable que la Inteligencia Artificial (IA) es una fuerza transformadora en la sanidad . Su capacidad para analizar datos a gran escala está mejorando sensiblemente el diagnóstico, personalizando los tratamientos, aumentando la eficiencia y, en última instancia, salvando vidas.
El debate sobre las capacidades de la IA y el ser humano es una de las grandes cuestiones de nuestro tiempo. Si bien esta inteligencia supera al hombre en muchas tareas (cálculo, análisis de datos masivos, etc.), existen áreas en las que el ser humano tiene una ventaja fundamental. La IA puede simular un comportamiento humano, pero no posee conciencia, es decir, la capacidad de tener una experiencia subjetiva, de sentir y de ser consciente de su propia existencia. Puede generar una obra de arte, pero no e