En la Estación Espacial Internacional están cultivando lechugas que parecen tan verdes como las de cualquier invernadero terrestre. Los astronautas las riegan con agua reciclada, las iluminan con luces LED rosadas y las recogen con cuidado, como si fueran el primer gesto cotidiano de una humanidad interplanetaria. Es la imagen perfecta de un futuro autosuficiente: la vida abriéndose paso en el vacío. Sin embargo, los datos están contando otra historia.
Un hallazgo desalentador. Un estudio publicado en Nature —basado en el repositorio científico abierto de la NASA— ha detectado que los cultivos espaciales están perdiendo nutrientes mientras el cuerpo humano, en microgravedad, se vuelve más frágil.
Los análisis muestran que la lechuga cultivada en la Estación Espacial Internacional y en