Desde la madrugada del lunes 6 de octubre, el “apagado de motores” convocado por gremios del transporte se ha observado con adhesión significativa de varias empresas, largas filas de pasajeros y apoyo policial limitado para trasladar ciudadanos afectados.
Hasta las primeras horas del paro, el apagado de motores muestra señales de adhesión notable en empresas formales, sobre todo las que operan en los conos de Lima y rutas interconectadas. Sin embargo, la movilización informal y la parcialidad del acatamiento revelan que la medida aún no es homogénea.
El drama de fondo es la vulnerabilidad del sistema de transporte urbano frente a la violencia y la extorsión, lo que obliga a transportistas a recurrir a medidas extremas para exigir respuestas del Estado.
Las autoridades, por su parte, e