Forjadora de dramas que imantan a la opinión pública, Leila Slimani (Rabat, Marruecos, 1981) viene esbozando una suerte de manifiesto contemporáneo con sus ficciones, apoyándose en un rol paralelo y no menos activista en la prensa. La publicación local de En el jardín del ogro , su primera novela, de 2014, permite constatar los primeros pasos literarios de la autora radicada en Francia que daría el salto a la notoriedad con el premio Goncourt que recibió por su siguiente libro, Canción dulce .
Íntimamente interconectadas, ambas narraciones se basan libremente en hechos verídicos para interpelar a la hipocresía burguesa desde el retrato de dos mujeres parias, malditas, aberrantes, evocando una disección moral que bebe tanto de Chéjov y Dostoievski como de los naturalistas frances