Durante décadas, la burocracia mexicana ha sido sinónimo de filas interminables, requisitos duplicados y un terreno fértil para la corrupción. Según el diagnóstico del Plan Nacional de Desarrollo, el 47,9 % de la población adulta realizó algún trámite en línea en 2023, y sólo una cuarta parte logró completarlo. Este dato revela, por un lado, un enorme potencial sin explotar y, por otro, la urgencia de transformar la relación entre ciudadanía y Estado. México ocupa el puesto 65 de 193 naciones en el índice de desarrollo de gobierno electrónico. Las causas son claras: ausencia de una identidad digital unificada, fragmentación de plataformas y una desigualdad digital que deja a millones de personas fuera de los servicios en línea. Este panorama obliga a preguntarnos qué país queremos en la er

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