El intelectual y escritor español Juan Manuel de Prada, en un artículo de 2015, dijo con extrema lucidez que, por la persistente e inquebrantable defensa de nuestras ideas y posición crítica hacia nuestra decadente civilización, sellada por el relajamiento de las costumbres, el decaimiento sostenido de los valores y el ascenso a escala universal del nocivo progresismo, “recibimos el desprecio de nuestros contemporáneos, que creen que defendemos ideas antediluvianas, irreconciliables con el espíritu de nuestro tiempo”. Estas críticas insuficientes y sin hondura, tanto del progresismo liberal como del marxismo en todas sus mutaciones, no tienen incidencia en quienes consideramos que la defensa de la vida y el reconocimiento de la dignidad sagrada de la persona desde el instante de la concepc

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