La tercera de la feria del Pilar, una novillada sin picadores para alumnos de las Escuelas taurinas de la peña taurina oscense y de Mar de nubes atrajo a su buen número de seguidores -que nos son pocos- como contrapeso a la ausencia de aquellos abonados que, al ser día de labor, decidieron ceder su localidad o simplemente, no acudir. Ello contribuyó, sin duda, a distorsionar las peticiones de trofeos a la muerte de los erales de Bernardino Píriz Carballo que, como se preveía, dejaron estar y hasta regalaron en general una nobleza en ocasiones, bobalicona.

La excepción fue un colorado lidiado en quinto lugar que salió con una movilidad extraordinaria, ninguna fijeza de principio e ideas propias entre las que no estaba perseguir la muleta por abajo. ¡Quiá! Dizque todos ellos terminaro

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