El presidente de Colombia, Gustavo Petro, expresó su profunda indignación al descubrir que el Palacio de Nariño, sede del Gobierno nacional, había sido custodiado durante años con armamento perteneciente a Estados Unidos. En un gesto que calificó como “indigno”, Petro ordenó la devolución inmediata de las armas y la reasignación de la seguridad al batallón de guardia presidencial.

“Nos desarmaron. El Palacio de Nariño quedó sin protección, un gesto de gratitud que también me dio mucha rabia porque yo no sabía. Me pareció indigno de nosotros”, declaró el mandatario, visiblemente sorprendido por lo que consideró una cesión inaceptable de soberanía nacional.

Según reveló, más de 150 armas —en su mayoría fusiles y un sistema antidrones— que resguardaban la sede presidencial eran propiedad de

See Full Page