Ya en 2025 , todos hemos tenido la oportunidad de conocer a un “influencer”; de esos que, por lo bajo, tienen quinientos mil seguidores, pero que, cuando uno los trata, inmediatamente pone en duda el número de neuronas funcionales que poseen. Naturalmente, habrá algunos que comparten contenido interesante y edificante, pero creería que son la excepción.

Que uno arme un personaje ficticio en redes sociales es soportable; pero que termine creyéndose el cuento, ya es otro nivel. Ernesto Sabato decía que prefería afeitarse al tacto por miedo a ver en el espejo a ese personaje tan introspectivo en el que se había convertido; sin embargo, nosotros, que no tenemos mayor mérito, alardeamos públicamente de nuestras ridiculeces.

Si de lo que se trata es de aprender, hay que buscar en cualquier

See Full Page