En agosto de 2025, la policía local en Ancona, Italia, realizó una verificación de bienestar en el hogar de un hombre de 64 años después de que vecinos reportaran no haberlo visto en semanas. Al entrar, los agentes se encontraron con una escena impactante: el hombre yacía en su cama, aparentemente dormido, con el extremo de una flecha de ballesta sobresaliendo de su frente. Sorprendentemente, estaba vivo y consciente, aunque en estado de shock.

Investigaciones posteriores revelaron que se trataba de un intento de suicidio fallido: el hombre había disparado la ballesta contra sí mismo dos meses antes, en junio, pero la flecha había evitado milagrosamente áreas críticas del cerebro, alojándose en el hueso frontal sin perforar lóbulos vitales. Médicos del hospital local lo describieron como

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