El paro nacional impulsado por el indigenismo en Ecuador no solo pone en cuestión el modelo de país que impulsa Daniel Noboa (marcado por estados de excepción, reformas legales a medida y un discurso de mano dura), sino que también desnuda las tensiones sociales acumuladas: la pobreza creciente, la crisis económica, la persistente violación de derechos humanos y un modelo de securitización obediente a Estados Unidos. En este escenario, el movimiento indígena, con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) a la cabeza, vuelve a ocupar un rol central, heredero de una trayectoria de lucha que ya enfrentó a gobiernos anteriores.

A 12 días de iniciado el paro que estalló el 22 de septiembre , el movimiento indígena confirmó la continuidad de la movilización co

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