Acá estamos. Dos años después. Y estamos mucho peor.

¿Peor que aquella mañana trágica en que los terroristas de Hamás cruzaron la frontera para asesinar, incinerar, torturar, violar y secuestrar? Sí. Porque el horror no terminó: se propagó y encontró nuevos voceros.

Volvieron los monstruos. Los de siempre, como si fuera un ciclo. Los mismos prejuicios que desataron pogromos y exterminios. Desde la Edad Media hasta hoy, la judeofobia conserva su núcleo y siempre encontrará una excusa.

El hit del momento es “genocidio”. El antisemitismo disfrazado de causa humanitaria. La idiotez global, amplificada por redes sociales y validada por organismos supranacionales. Desde la ONU hasta Médicos Sin Fronteras, todos repiten el libreto. Y la Iglesia, a nivel institucional, en su afán por agradar a

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