Las guerras actuales se libran de una manera muy distinta: la presencia humana en el frente es cada vez menor, mientras la tecnología gana protagonismo en el campo de batalla. El conflicto en Ucrania lo demuestra con claridad: los drones dejaron de ser simples herramientas de vigilancia para convertirse en armas capaces de cambiar el rumbo de una ofensiva.
En ese contexto, Estados Unidos ha puesto a prueba una de sus creaciones más avanzadas, el Switchblade 600, un dron kamikaze que combina la precisión de un misil antiblindaje con la maniobrabilidad de un vehículo no tripulado.
El nuevo rostro del combate moderno
En Fort Cavazos, Texas, la Primera División de Caballería del Ejército estadounidense realizó las primeras pruebas de este sistema aéreo que puede ser operado por unidades de