Desde mi rinconcito de Caracas, y sin pretender representar a nadie, sólo mi conciencia, trato de poner mi granito de arena para defender el derecho a la democracia del conjunto de la nación.
El continuismo de la hegemonía es incompatible con la lucha por la democracia. O es una cosa o es la otra. Las zonas grises son una ambigüedad que terminan defendiendo el continuismo.
El diálogo y la convivencia pluralista son esenciales a la democracia. Esto lo defiendo a capa y espada.
Pero después de un fraude colosal a la voluntad popular, es decir a la soberanía nacional, no hay posibilidad de diálogo sino de monólogo del poder, no hay posibilidad de convivencia pluralista sino de connivencia interesada.
Los intereses son variopintos. Desde los alacranes de la política, pasando por la miriada