Los discursos pronunciados hace una semana por el secretario de la Guerra de EE.UU. Pete Hegseth y Donald Trump en la base de los Marines en Quantico (Virginia) ante centenares de generales y almirantes estupefactos obligados a asistir cartografían una hoja de ruta que transciende la reforma del ejército. Hegseth empezó diciendo que quería hablar del lema “quienes aspiran a la paz deben prepararse para la guerra”.

“Si vis pacem, para bellum” es un viejo adagio que suele atribuirse al autor romano Vegecio. Como es usual, el secretario de la guerra no tardó en asociarlo a la idea de paz por la fuerza, es decir, a la tesis de que la paz depende de la tecnología y la industria militar y que, por tanto, hay que ir siempre por delante en la carrera armamentista. Pero, en los parlamentos de Hegs

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