Yo sí soy de esa generación que recuerda los viajes con mapas en papel, cuando el GPS no existía. Recuerdo también cuando alguien se equivocaba de ruta y todos en el coche le hacíamos bullying: “¡La regaste!”, “¡Pon atención!”. A veces, yo era quien conducía, y me reclamaba con dureza: “¡Bruto, otra vez te equivocaste!”.

Hoy tenemos una app que todos usamos. Y cuando uno se desvía, no pregunta por qué ni lanza juicios. Simplemente dice: “Recalculando”.

¿Seríamos capaces de tratarnos así? ¿De tratar así a los demás? ¿Por qué el Maps puede y tú no?

Tan simple que sería solo decir: “Recalculando”, sin adjetivos ni etiquetas.

Esa es mi reflexión esta semana: en la vida, cuando nos desviamos, también podemos hacer un nuevo plan. Y decir: recalculando.

Mi amiga La Coyle dice que cuando trab

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