Lo que hasta hace poco parecía solo ciencia ficción comienza a perfilarse con calendario: la NASA investiga ya protocolos de animación suspendida —un letargo controlado que reduce temperatura, ritmo cardíaco y metabolismo— con la ilusión de ahorrar recursos en viajes espaciales y, al mismo tiempo, abrir nuevas posibilidades en medicina. No se trata de dormir ininterrumpidamente como en las películas, sino de ciclos controlados de actividad reducida con microdespertares para evitar daños a largo plazo. Según las estimaciones manejadas, las primeras pruebas en humanos podrían materializarse en diez o quince años, un horizonte que resulta tan inquietante como fascinante.
La hibernación no es simplemente dormir mucho: es un estado biológico en el que el organismo reduce drásticamente su gasto