Esta historia comenzó así: dos clientes habituales del bar Al Volo Fisherton iban siempre con su hijo Lucio a desayunar. Un día, le contaron al dueño del lugar que Lucio quería trabajar pero que no era fácil encontrarle un espacio porque tiene síndrome de Down. Él le contestó: “Dejamelo en el bar”. Y así fue, aprendió a preparar todas las mesas muy rápidamente. Un tiempo después, el papá de Lucio se encontró en la caja con el papá de Valentina. Ella había estudiado pastelería, tiene el mismo síndrome que Lucio y tampoco conseguía trabajo. El dueño de Al Volo Fisherton escuchó la conversación y le dijo: “Traela al bar, yo necesito una asistente de pastelería” . Hace casi tres años que los dos trabajan allí.
Así, esta historia tiene varios protagonistas. Por un lado, los chicos que a