«Ha sido impresionante. El ruido ha sido como una bomba. El edificio se ha movido todo y una nube de polvo lo ha cubierto entero, no se veía absolutamente nada y no se podía respirar», describe Rosa, propietaria de la tienda de trajes de flamenca Lunares Blancos, en la calle Hileras, a escasos 20 metros del inmueble desplomado . A Rosa la Policía Municipal le pidió que desalojara inmediatamente su local, y esta tarde aún no ha podido regresar. «No tenemos información de cuándo vamos a poder abrir. Espero que mañana ya nos dejen volver», dice aún conmocionada Rosa, que conoce a varios de los trabajadores de la obra por la proximidad de su establecimiento. «Me han dicho que no saben nada de algunos de sus compañeros», admite con preocupación.
Vecinos, comerciantes y paseantes se vieron so