Yasmin Asberry pensó que vender su casa en un suburbio de Dallas sería sencillo. Sin embargo, tras meses con poco interés, bajó el precio dos veces y estuvo a punto de retirar el anuncio antes de recibir finalmente una oferta que le gustó.

“Cuando la pusimos en venta, teníamos la impresión de que la gente seguía entusiasmada por comprar casas y que se vendían bastante rápido”, dijo. “Pero no recibimos muchas visitas”.

La experiencia de Asberry refleja un mercado inmobiliario en punto muerto.

A pocos años del auge inmobiliario de la pandemia, el mercado se tambalea. Muchos propietarios, aferrados a las expectativas de aquella época –a pesar de que el mercado ahora favorece a los compradores– prefieren retirar sus anuncios o dejar caer los acuerdos antes que recortar demasiado sus precios

See Full Page