Un tipo que sufre una depresión sin saberlo, una casa rural alquilada y una habitación de moqueta naranja, en la que grabará, en casete y en solo cuatro pistas, las desoladas canciones a voz, guitarra acústica y armónica de ‘Nebraska’ (1982). Ese sombrío álbum de Bruce Springsteen alzado en pieza de culto. Ahí está el núcleo de ‘Springsteen: Deliver me from nowhere’, la película, basada en el libro de Warren Zanes, en la que Scott Cooper se rompió los cuernos para “lograr que la introspección fue un material cinematográfico”, explica el realizador . “¿Cómo hacer una película sobre un hombre en una habitación y darle todo lo que una película necesita: movimiento, ritmo, conflicto y empuje? ¿Cómo filmar lo que no se dice?” .

Algunas de las respuestas están en Jeremy Allen White,

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