Hace meses que Djokovic ha pasado de competir a sobrevivir sobre una pista de tenis. Y peso a eso, sigue ganando a todo el que no se apellide Sinner o Alcaraz . Este martes acabó fundido. Mareado, tirado sobre el suelo, tuvo que recibir asistencias médica en más de una ocasión, vomitó, le tomaron la tensión para ver si podía continuar y se tomó un par de pastillas para sobrellevar la situación.
Pese a todo, la secuencia volvió a acabar con él festejando y su rival rendido. Esta vez le tocó a Munar sumergirse en una espiral de sentimientos. Tan cerca de ganar al tenista más laureado de la historia, pero a la vez tan lejos. Djokovic es irreductible. Por eso, sin Sinner y Alcaraz, es el favorito a coronarse en China . Ha hecho de la supervivencia un arte. Aguanta pese a la edad y a