Los principales líderes de la coalición presidencial señalan la responsabilidad del jefe de Estado en la actual situación de bloqueo mientras al extrema derecha pide nuevas elecciones

Macron, de nuevo ante una Francia ingobernable

Una voz inesperada se ha sumado al coro de llamamientos a la dimisión de Emmanuel Macron. La del exprimer ministro Édouard Philippe, jefe del primer Gobierno nombrado por Macron (2017-2020) y actual presidente del partido Horizontes que, con 34 diputados en la Asamblea, es una de las principales formaciones de la coalición presidencial.

Philippe afirmó el martes en la radio RTL que Macron “se honraría si, por ejemplo, nombrara a un primer ministro con la función de elaborar un presupuesto y lograr que se apruebe” y que, a continuación, “anunciara la organización de unas elecciones presidenciales anticipadas. Que se marchase inmediatamente después de que se aprobara ese presupuesto”.

Símbolo del aislamiento de Macron, las críticas afloran no sólo entre la oposición, sino también entre sus principales aliados. Otros partidos que forman la debilitada coalición centrista que lo sostiene desde 2017 se están alejando o amenazan con hacerlo, como ocurre con el Movimiento Demócrata y la Unión de Demócratas Independientes. Se aproximan elecciones municipales el año que viene y todas las formaciones quieren distanciarse de un presidente cada vez más impopular.

La dimisión de Sébastien Lecornu horas después de haber nombrado su Gobierno y tras 27 días en el cargo ha añadido urgencia a la situación de bloqueo político y parlamentario, instalada en Francia desde las elecciones de 2024. La Asamblea Nacional quedó dividida en tres grandes bloques (centro, izquierda y extrema derecha), todos ellos lejos de la mayoría absoluta e incapaces de entenderse.

Ya no entiendo las decisiones del presidente de la República. Desde que se produjo la disolución [de la Asamblea Nacional] se han tomado decisiones que transmiten la sensación de que hay un empeño en querer mantener el control

Una situación de la que en Francia se señala, de manera unánime, a Macron como responsable, ya que la convocatoria de elecciones anticipadas fue una decisión tomada en solitario por el presidente.

Con el agravante de que, tras la primera vuelta de aquellas elecciones, en las que el partido de Marine Le Pen llegó en cabeza, el propio Macron reclamó una alianza para frenar a la extrema derecha. Sin embargo, después, Macron optó por nombrar un primer ministro (Michel Barnier) de un partido (Los Republicanos) que no quiso participar en ese cordón sanitario.

Tras la caída de Barnier, Macron decidió encargar la formación de gobierno a dos aliados cercanos, Sébastien Lecornu y François Bayrou, cuyos fracasos no han hecho sino ampliar las críticas hacia el jefe de Estado. “Ahora hay que compartir el poder”, afirmó el lunes Gabriel Attal, actual secretario general de Renacimiento, el partido fundado por Macron. “No hemos probado todo, lo que ha hecho el presidente es intentar lo mismo tres veces en un año, creo que se puede intentar otra cosa”.

Attal era el primer ministro en el momento de la convocatoria de elecciones el año pasado, una decisión de la que no fue consultado y que significó el fin de su gobierno. “Ya no entiendo las decisiones del presidente de la República”, lamentó. “Desde que se produjo la disolución [de la Asamblea Nacional] se han tomado decisiones que transmiten la sensación de que hay un empeño en querer mantener el control”.

Ruptura con la derecha

“Parece que hay una carrera por ver quién se distancia más del presidente”, ironizó el líder del partido Los Republicanos (LR), Bruno Retailleau, la mañana del martes, en relación con las declaraciones de Attal y Philippe. Aliado de circunstancias de los macronistas desde las elecciones de 2024, el pacto entre centristas y conservadores se rompió entre el domingo y el lunes, precipitando la dimisión de Lecornu. Un colapso del que los macronistas tratan de hacer responsable a Retailleau, al que los medios franceses también atribuyen ambiciones presidenciales en 2027.

El lunes, tras una jornada llena de giros inesperados que comenzó con la dimisión del primer ministro, el Palacio del Elíseo anunció vía comunicado que el presidente había confiado finalmente al primer ministro dimisionario “la responsabilidad de llevar a cabo, de aquí al miércoles por la noche, las últimas negociaciones con el fin de definir una plataforma de acción y estabilidad para el país”.

Hasta ahora, Macron se había negado a solicitar a la izquierda que formara gobierno, ya que la consideraba estructuralmente incapaz de encontrar una mayoría. Ahora que su propio bloque también demuestra ser incapaz de hacerlo, puede que no tenga más opción que reconsiderarlo

Si este acuerdo no se materializa, Macron ha hecho saber que “asumirá sus responsabilidades”, dejando entrever la posibilidad de una nueva disolución de la Asamblea. Una decisión que tendría consecuencias catastróficas para el bloque central, al que algunas estimaciones ven reducido a sólo un centenar de diputados, de los 160 que dispone actualmente (en 2017 eran 350).

La izquierda, a la espera

Paradójicamente, la izquierda, a la que Macron se ha negado a dar la oportunidad de formar Gobierno, podría ofrecerle una alternativa. “Hasta ahora, Macron se había negado a solicitar a la izquierda que formara gobierno, ya que la consideraba estructuralmente incapaz de encontrar una mayoría”, señala Célia Belin, directora de la oficina del think tank ECFR en París. “Ahora que su propio bloque también demuestra ser incapaz de hacerlo, puede que no tenga más opción que reconsiderarlo”.

“Emmanuel Macron debe nombrar un primer ministro y un gobierno de izquierdas y ecologista”, escribieron el martes en X, en una declaración conjunta, el Partido Socialista, el Partido Comunista Francés y Los Ecologistas. Los socialistas, que descartan la participación de La Francia Insumisa, reclaman que Macron nombre a una figura progresista y les permita negociar la formación de un gobierno de izquierdas en minoría.

No obstante, los socialistas descartan la participación en el gobierno de Francia Insumisa, con los que han roto todos los vínculos. De hecho, en caso de que Macron nombre a un primer ministro socialista, no está claro cuál sería la postura del partido de Jean-Luc Mélenchon en una moción de censura, en la que podrían votar para hacer caer a ese ejecutivo.

Por otro lado, el análisis más extendido en Francia es que ni socialistas ni la derecha de LR están interesados en unas nuevas elecciones en las que perderían fuerza y en las que la extrema derecha aparece en posición de fuerza. Cada vez más destacados en las encuestas, Marine Le Pen y Jordan Bardella no dejan de reclamar un adelanto electoral que pueda darles una gran mayoría e imponer una cohabitación con Emmanuel Macron.

Para Le Pen la solución a esta “crisis de régimen” está “en manos de Emmanuel Macron”, que debe elegir entre “la disolución y la dimisión”. Por eso Le Pen ha anunciado que sus diputados censurarán inmediatamente a cualquier primer ministro nombrado por el presidente de la república.