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La condición humana, en las antípodas de la “naturaleza” humana, se está redefiniendo en estos umbrales de un nuevo milenio.

Los días y las noches no dan tregua. Mientras se insiste con reinstalar una nueva versión de la teoría de los dos demonios, un genocidio sin antecedentes se lleva a cabo y se transmite, en tiempo real. La condición humana es un campo de batalla que escribió su último capítulo hasta hoy por mar, con la fuerza conmovedora de una flotilla intentando denonadamente llevar ayuda humanitaria y quebrar el muro hermético que permite que la degradación se despliegue sin pausa. La bandera que quiso representar a un pueblo perseguido durante siglos y masacrado en un holocausto es hoy insignia de los verdugos. Una bandera que hoy flamea mientras expande su exterminio. No ha

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